Consideran todo el espacio escolar como un lugar de aprendizaje, así como el espacio exterior. “Cuando promovemos el patio escolar como lugar de experiencias enriquecedoras, los alumnos y alumnas pierden esa sensación de veto propia del aula interior. Cuando entendemos el patio como una sala externa, ayudamos a romper con la tradicional separación entre inteligencia y cuerpo, facilitamos el contacto con la naturaleza, nos ayuda a vivir en la escuela y a relacionarnos con el espacio, el entorno y las personas”, nos cuenta la directora de Murumendi, Karmele Arraiza.

¿Es realmente necesario responder al timbre que escuchamos en el patio para volver al aula a leer? Sería muy fácil que cada uno elija un rincón de fuera para leer cómodamente, como lo hacemos los adultos en el tiempo libre. Esta sencilla medida no necesita inversión y ayuda a relacionar la lectura con el placer.

El no aprovechamiento del espacio exterior de la escuela reduce el desarrollo del currículo escolar, como si se tratara sistemáticamente de diseñar el menú con la mitad de sus componentes.